martes, 3 de septiembre de 2013

DEBERES ESCOLARES EN CASA

DEBERES ESCOLARES EN CASA











El debate sobre si los niños y niñas deben llevar deberes escolares a casa no es nuevo, y se reaviva periódicamente con gran encono entre las partes, pero la situación que lo genera parece no haber cambiado.
 
En el año 2012 veíamos en los periódicos que miles de padres y colegiales franceses  hacían una huelga de tareas escolares en casa, convocada por La Federación de Consejos de Padres de Alumnos de Francia (FCPE). Los deberes, argumentaban, no sirven para nada, son antipedagógicos, causan tensiones en la familia obligando a los padres a ejercer de profesores, alargan innecesariamente la jornada de seis horas diarias, impiden a los niños dedicar el tiempo a la lectura, y aumentan las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no. La asociación mayoritaria de padres y madres de alumnos en España, Ceapa, lanzó un comunicado de apoyo en el que decían que se estaban planteando hacer algo similar. La huelga impulsada por FCPE encontró sin embargo su respuesta en otra importante asociación de padres francesa, PEEP , que salió en defensa de los deberes argumentando que con ellos se logra que los niños sean más autónomos.


En España, a la federación de padres de la escuela católica, Concapa, le pareció una locura y una “gran irresponsabilidad” cuestionar esas tareas con una huelga, dijo la asociación en una nota. Un grupo de profesores de la Escuela de Padres de la Fundación Proforpa, vinculada a la asociación católica de padres Concapa, aconseja que los niños dediquen 15 minutos al día en los primeros cursos de primaria y una hora a partir de 4º de Primaria. Los deberes han de estar adaptados a cada alumno y a cada edad y deben dejar tiempo libre a los niños para jugar o realizar otras actividades deportivas o de ocio. Los deberes, a su juicio, “son una tarea imprescindible” para los alumnos porque les ayudan “a crear un hábito de trabajo, de orden y superación”. Concapa advierte de que suprimir los deberes “traerá más fracaso escolar”. La asociación católica de padres, que considera necesario que la familia se implique para estimular el aprendizaje, defiende que los deberes “refuerzan la capacidad de razonamiento y memoria en los niños”. “Se puede cuestionar si la carga de trabajo que conllevan los deberes es o no excesiva, pero la supresión de los mismos es una gran irresponsabilidad que perjudicaría gravemente la formación de nuestros hijos”, defiende.

En Estados Unidos, es constantemente citado en las filas de los enemigos de esas tareas para casa el libro “Causa contra los deberes” (The case against homework). Una de sus autoras es Sara Bennett, una madre estadounidense que emprendió hace años su particular lucha:
Hay muy pocas evidencias que relacionen los deberes con mejores resultados, especialmente en los primeros cursos de la educación, y aun así dedican mucho tiempo a esas tareas en casa. Cuando los niños son pequeños, son incapaces de hacer los deberes ellos solos, con lo que al final lo que aprenden es a depender de sus padres. Así, en vez de aprender la automotivación, disciplina y responsabilidad (como dicen quienes los defienden), lo que aprenden es a depender de otros y a motivarse solo a base de negociaciones y castigos”, escribe Bennett por correo electrónico.
Parece difícil de discutir que para adquirir cualquier habilidad es beneficiosa su práctica. Pero el debate es si los deberes tienen más efectos positivos o negativos, sobre todo si son tantos que sobrecargan la vida del alumno.

Si se consulta a uno de los especialistas que más han estudiado la eficacia de hacer deberes para conseguir mejores notas, el profesor de la Universidad de Duke, Harris Cooper, a pesar de que los detractores de las tareas le citan constantemente, lo cierto es que no habla de eliminarlos, sino de limitarlos. “Los alumnos que hacen deberes parecen tener mejores resultados que los que no, pero solo en cantidades apropiadas a su desarrollo”, dice Cooper, aunque advierte que tampoco hay que poner demasiada fe en que los resultados mejoren espectacularmente.

Cooper ha repasado las investigaciones hechas sobre el tema y explica que, según parece, los deberes son más eficaces en la secundaria que en la primaria porque los pequeños tienen más dificultades para vencer todas las distracciones que tienen alrededor en casa; mientras los mayores, además, son capaces de dedicarle más tiempo a las tareas más difíciles (los pequeños lo dejan).

Bélgica tiene algo que decir al respecto:

Los países que mandan menos deberes tienen los mejores resultados” en el informe PISA , según el Observatorio de la Infancia belga, que ha retado a probar “un mes sin deberes” en casa, pero ampliando la jornada escolar en Bélgica para que se puedan completar en la escuela. De esta forma, creen que los profesores tomarían conciencia del trabajo que ordenan hacer en casa y se pondría de relieve si, como sostienen el 65% de los padres, son excesivos. Un decreto de 2001 regula los deberes escolares prohibiéndolos hasta tercero de Primaria y estableciendo unos límites de hasta 20 minutos para tercero y cuarto y de 30 minutos para quinto y sexto. Sin embargo, un estudio reciente indica que la mayoría de los niños dedica una hora al menos a hacer tareas.

Finlandia no tiene rival en los resultados del estudio que elabora cada año la OCDE... y en también allí se mandan deberes, pero ojo, ni la situación de los padres es la misma, ni la mentalidad sobre la productividad, y esto no les quita tiempo para el juego o el deporte:

Javier Melgarejo, exdirector del colegio Claret de Barcelona y un experto en el sistema educativo finlandés, señala a ABC que en este país nórdico, como en otros del norte de Europa, “se tiene la convicción de que los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos y en segundo lugar está la escuela”. Los padres disponen de horarios más compatibles con sus hijos y se implican en su educación, acompañando al niño en sus deberes, estimulando la lectura y complementando así el esfuerzo que se hace desde la escuela.
Paradójicamente, esto no se traduce en menos tiempo para el juego o el deporte. “En España tenemos la creencia de que cuantas más horas se dediquen, mejor y no es cuestión de cantidad sino de calidad”, apunta Melgarejo. A los niños finlandeses de entre 7 y 12 años las tareas encargadas por el colegio les ocupan entre 15 y 30 minutos, pero es impensable que no las lleven hechas. La utilidad de los deberes ni se discute en el país nórdico. “Son necesarios”, defiende el psicólogo y pedagogo catalán, porque “no puede ser que lo único que se haga, se haga en la escuela”. Eso sí, “no se trata de poner un montón” señala de forma coloquial.

El debate está también en Alemania, Reino Unido, Rusia, Italia, Grecia, y otros países.

En España, casi un tercio de los alumnos de primaria excede del tiempo de dos horas diarias que señalan como límite lógico algunos autores. Además, en los últimos años muchos expertos en psicología, como la Sociedad Española de Psiquiatría, han alertado del aumento del estrés entre unos niños cuyas agendas no dejan de crecer. 

Yo sacaría como reflexión y conclusiones las siguientes:

Tenemos como gran ejemplo de éxito educativo (entre otros éxitos, como por ejemplo ser el tercer país más competitivo del mundo según el Informe de Competitividad Global 2012-2013, del World Economic Forum)  a Finlandia, y aunque es evidente que los deberes o no deberes no son la única variable que manejan para conseguir ese éxito, está claro que hay otras vías para conseguir un buen resultado educativo aparte de mandar muchos deberes para casa, porque creo que nadie piensa que los menores finlandeses tengan mayor capacidad cognitiva. Por otro lado no parece muy demostrado que a más deberes mejor rendimiento educativo, y los detractores de los deberes comentan seguramente sin que les falte razón, que no todos los padres pueden hacer los deberes con sus hijos, bien por falta de tiempo o por falta de conocimientos, y algunos tampoco pueden suplir esto con unas clases particulares por falta de dinero. Además el poco tiempo que padres e hijos tienen para estar juntos y compartir momentos y actividades, se reduce a la tarea de realizar juntos los deberes escolares, momento en el que si unimos el cansancio de los menores con la falta de otras actividades más gratificantes y ociosas (porque no hay tiempo para eso), con el esfuerzo que también tienen que realizar los padres para dedicar horas a estar pendientes de esa tarea, dan como resultado un “maravilloso” ambiente de tensión familiar y que la relación entre padres e hijos se reduzca una situación cada vez más aversiva.

Pensemos una cosa: Finlandia, que hacen deberes en casa pero unos de 15 o 30 minutos diarios, es el número 3 en el ranking anteriormente citado de competitividad mundial.  España ocupa el puesto 36 en ese ranking, pero hacen horas de deberes en casa. Qué es lo que les estamos enseñando a los niños españoles, quizás sea que lo que aprenden desde pequeños es que después de estar toda la jornada laboral correspondiente, además se deben llevar el “trabajo” a casa, así no se extrañarán cuando sean adultos y su jefe del trabajo les mande hacer horas extra en casa. El error tanto en la educación como en el trabajo que a más horas más rendimiento, en el cual seguimos instaurados a pesar de las evidencias. Yo creo que si los menores tienen que llevar horas de deberes escolares a casa a diario pueden estar pasando tres cosas:

  • ·     O bien los objetivos del sistema educativo exceden las capacidades de los niños y niñas, con lo cual habría que replantearlos (cosa que no creo que esté ocurriendo)
  • ·       o bien el tiempo en el colegio no está siendo aprovechado para alcanzar el rendimiento que se busca ( puede ser por desmotivación de los alumnos, o por metodología del profesor, o por todo a la vez)
  • ·      o bien se sigue la idea que a más horas y más dedicación más rendimiento, cosa que se ha demostrado en múltiples ocasiones que es un error.

Entonces ¿prohibimos los deberes?, pues yo diría que los deberes obligatorios sí, pues si se deja en simples indicaciones temporales se deja la puerta entreabierta, y muchos maestros seguirán con sus convicciones y seguirán saturando a los estudiantes con un exceso de deberes (como hemos leído en el caso de Bélgica). Pero tampoco estoy a favor de que se coarte la libertad de los padres que están convencidos de que lo mejor para sus hijos es que realicen deberes, y no es bueno que el Estado intervenga de más en el ámbito familiar, así que una solución que podría dejar contentos a unos y a otros sería que los profesores y maestros indicaran a diario los deberes voluntarios, para que los padres que así lo quieran indiquen y apoyen a sus hijos en esta labor. Pero voy más allá, y también estoy a favor de que se replantee el sistema educativo, en sus objetivos y en sus metodologías en las aulas, pues creo que así se mejorará el rendimiento académico y todo lo que esto conlleva para el funcionamiento de un país.

Cuadro resumen de argumentos a favor y en contra de los deberes escolares:

A FAVOR DE DEBERES
EN CONTRA DE DEBERES
Refuerzan la capacidad de razonamiento y memoria en los niños.

No sirven para nada

Son antipedagógicos

Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos y en segundo lugar está la escuela.

Causan tensiones en la familia obligando a los padres a ejercer de profesores.
Se logra que los niños sean más autónomos.
Los niños pequeños son incapaces de hacer los deberes solos, con lo que al final lo que aprenden es a depender de sus padres y a motivarse solo a base de negociaciones y castigos.

Ayudan a crear un hábito de trabajo, de orden y superación.

Alargan innecesariamente la jornada de seis horas diarias.

Impiden a los niños dedicar el tiempo a la lectura, actividades deportivas, culturales o de esparcimiento, que también contribuyen a su desarrollo personal.


Aumentan las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no.
Constituyen un problema para muchos progenitores que salen tarde de trabajar y no disponen de tiempo.




José Lloveres Navarro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario